Lector real, lector implícito y narratario

¿Te has preguntado alguna vez para quién escribes? ¿Qué tipos de lectores hay? ¿A quién se cuenta la historia de tu novela? ¿A quién se dirige un texto? 

En la comunicación narrativa, y según diversos estudios narratológicos, podemos identificar diferentes figuras en lo que llamamos «el lector» o el destinatario de un texto. Y esta distinción puede sernos útil para comprender el acto narrativo y planificar nuestra novela.

El lector real

El lector real, al igual que el autor real, son personas de carne y hueso. Están fuera del texto narrativo. Umberto Eco los llama autor y lector empírico.

Como ya te explicaba en el post sobre los tipos de narradores, el autor real no es el narrador. El autor real es el creador último de una obra, pero no está «dentro» de ella. Del mismo modo, el lector real también está fuera de la narración. Este lector no es la persona a la que va destinada la historia, sino la persona real y concreta que decide leer ese libro.

Tú o yo, por ejemplo.

tipos de lector

El lector implícito

El lector implícito es un constructo, es decir, es un modelo de lector que el autor crea en su mente a la hora de escribir.

Es lo que llamamos «el lector ideal»; aquel que el autor se imagina como el lector de su obra. La persona a la que «idealmente» se dirige en el momento de su creación. Umberto Eco se refiere a él como lector modelo.

Tanto el autor como el lector modelo son estrategias narrativas, y no deben confundirse con el autor y el lector empíricos, aunque es una confusión que se produce habitualmente. El autor y el lector implícitos se encuentran en ese espacio de creación/lectura, y según algunos teóricos son dos imágenes que se construyen mutuamente en el universo ficcional. A la vez que el autor implícito deja «instrucciones» en el texto para su lector modelo, este elige comportarse como tal y seguir esas pistas en el juego narrativo para convertirse en el lector modelo que el autor pide.

Y es que, a la hora de escribir, el escritor no escribe para todo el mundo. O no debería hacerlo. Piensa que no es lo mismo escribir para niños que para adultos. Que no comparten los mismos códigos y referencias culturales un lector de occidente y uno de oriente. O que un autor del siglo XIX y un lector del siglo XXI están en contextos diferentes.

Tener claro a nuestro lector ideal nos puede facilitar bastante la escritura. Como te contaba en una de mis primeras newsletters (a las que puedes suscribirte aquí), es importante que en algún punto de tus inicios como escritor te preguntes acerca de tu lector ideal. ¿Quién es tu lector? ¿Para quién escribes? Si no tienes una idea de quién puede ser el destinatario de lo que escribes quizá te sea más difícil tomar ciertas decisiones narrativas o estratégicas. Por ejemplo: qué expectativas tengo que tener en cuenta según el género literario de mi novela, o cómo y dónde puedo promocionar mi libro cuando lo termine. 

No se trata de escribir para todo el mundo ni de vender tu novela a todos los lectores posibles. En el fondo, se trata de encontrar a lectores que conecten realmente contigo, a quienes les puedas interesar de verdad. Porque son esos quienes van a comprar tus novelas, quienes van a disfrutar leyendo tu historia. 

El autor escribe su texto eligiendo las palabras adecuadas para conectar con ese lector ideal, elige los temas y las referencias que cree que ese lector puede interpretar, y toma las decisiones narrativas con ese lector ideal en mente. A veces, incluso, puede dirigirse a él directamente: es lo que llamamos lector explícito (o, según Pozuelo Yvancos, lector implícito representado).

El lector modelo, implícito o virtual responde, en definitiva, a la pregunta del escritor: «¿para quién escribo?».

lector ideal

El narratario

El narratario es una figura que forma parte del texto y del pacto narrativo: es el destinatario (ficticio) del discurso del narrador.

Y al igual que siempre existe la figura del narrador, siempre hay un narratario al que se dirige ese narrador. No puede existir uno sin el otro.

Por ejemplo, El sultán es el narratario de los cuentos de Sheherezade en Las mil y una noches; al igual que Cronista es el narratario de la historia de Kvothe/Kote en El nombre del viento. En la novela epistolar, el narratario es el destinatario de las cartas de los personajes. En las narraciones a modo de diarios el narrador se convierte a su vez en su propio narratario. 

A veces este concepto es difícil de entender, porque no siempre el narratario está explícito en el texto, es decir, no siempre es un personaje el que recibe la historia que cuenta el narrador. En la mayoría de ocasiones no se menciona su nombre ni se apela a él (o ella) directamente; decimos en ese caso que el narratario está implícito en el texto. 

Por ejemplo, en el relato de Kathy, la protagonista de Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro, la narradora cuenta su historia sin dirigirse a nadie en particular, pero de alguna forma el destinatario del relato de Kathy está sugerido en su discurso.

El narratario, por tanto, responde a la pregunta del narrador: «¿A quién le estoy contando mi historia?».

Así pues, es importante diferenciar estos tres tipos (o niveles) de receptor de un texto: lector (real), lector implícito y narratario.  Para ello, y al mismo tiempo, podemos relacionarlos con los diferentes tipos de emisor: autor (real), autor implícito y narrador.

narratario

Los tres niveles de recepción: ejemplo práctico

Retomando el ejemplo de la novela de Kazuo Ishiguro, Nunca me abandones, el autor real sería el propio Kazuo Ishiguro, y la lectora real sería yo misma, en este caso. Sin embargo, el lector implícito o lector modelo sería, quizá, alguien muy diferente a mí. Quizá Ishiguro, al escribir esta novela, estaba pensando en, por ejemplo, un hombre, de unos veintipocos años, de nacionalidad inglesa, quizá con ascendentes japoneses, como él mismo, de una cultura media-alta y clase adinerada. 

Del mismo modo, mientras yo leía esta novela, de forma consciente o inconsciente, me imaginaba cómo sería su autor a través de las marcas textuales que he ido desentrañando en el texto, pero quizá la imagen que había formado de él tiene, en realidad, poco que ver con el Kazuo Ishiguro real.

En el último nivel, el narrador de esta historia es Kathy, una joven de 28 años que relata su experiencia vivida a ¿sí misma? ¿A otro personaje? No queda definido del todo, pero lo que está claro es que el destinatario de la historia de Kathy no soy yo ni es el lector ideal que tenía en mente Ishiguro. Es alguien más, alguien que forma parte de la ficción: el narratario.

tipos de lector

Espero que con esto te haya quedado clara la diferencia entre estos conceptos y que te ayude en tu escritura. Puedes dejarme tus dudas y aportaciones en comentarios o contactar conmigo a través del mis redes sociales o del formulario de contacto.

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4 comentarios en «Lector real, lector implícito y narratario»

  1. Muy interesante, estaba estudiando algunos temas de narratología y no me habían quedado en claro estas distinciones. Gracias por explicarlas de forma resumida y por dar ejemplos!! <3

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  2. Interesante y motivadora información. Me gusta leer y esta información me ha permitido conocer el «espacio y ambiente» de los escritores que hacen más agradable nuestra vida (especialmente con sus novelas).

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