Muchos escritores se quejan de que uno de los peores tragos a los que han tenido que enfrentarse en su carrera es cuando las editoriales desestiman publicar los manuscritos que con tanta ilusión les han enviado.
Cuando has invertido tiempo y esfuerzo en acabar tu manuscrito, el rechazo editorial (o peor: el silencio editorial) puede llegar a ser difícil de superar… al menos al principio. A unos escritores les costará más, a otros menos, incluso puede que a alguno se le quiten las ganas de seguir enviando manuscritos a editoriales y decida autopublicarse.
Lo que está claro es que, para minimizar las posibilidades de que nos vuelva a suceder, podemos aprender de esta experiencia y tratar de detectar el motivo por el que nuestro manuscrito ha sido rechazado.
Vamos a ver los más habituales.
Un amor no correspondido
Lo primero que debes saber: no todas las editoriales aceptan manuscritos no solicitados.
Quizá pueda parecerte injusto, o un error, pero es así y es muy probable que si insistes en enviarles tu obra, esta acabe en la papelera. En el caso de que te interese mucho publicar con una editorial que no acepta manuscritos de autores de fuera de la editorial, mi consejo es que te busques un agente.
Otras editoriales sí aceptan manuscritos no solicitados, pero con ciertas condiciones. Puede que solo abran los manuscritos que les llegan a determinada dirección de correo destinada al efecto, o que solo acepten manuscritos durante un periodo delimitado de tiempo al año, o que solo admitan aquellas obras que cumplan ciertos requisitos.
Por favor, infórmate bien de todas las condiciones que ponen las editoriales a las que quieres enviar tu manuscrito.

No eres tú, soy yo
No, no es una excusa cobarde: muchas veces el rechazo no tiene que ver con nosotros ni con la calidad de nuestro manuscrito. Más veces de las que imaginamos el rechazo editorial sucede porque no hemos hecho previamente una buena labor de investigación acerca de las editoriales en cuyo catálogo podría encajar nuestra novela.
Los autores entusiastas, sobre todo al principio de su andadura, tienden a bombardear a todas las editoriales conocidas con envíos indiscriminados de su manuscrito. Esto, además de ser un gasto de papel considerable si envías tu manuscrito físicamente, es una muy mala estrategia. Vamos a ver por qué.
Supongamos que has escrito una novela de ciencia ficción buenísima, pero se la envías a una editorial que únicamente publica novela erótica. O que escribes Young Adult y se la envías a un editor cuyo catálogo está destinado a un público adulto. En cuanto el editor o lector editorial detecte el género de tu manuscrito es posible que ni siga leyendo: ya de entrada sabe que no tiene cabida en su catálogo.
Es importante que seamos conscientes del tipo de novela que hemos escrito y el género narrativo en el que encaja. Si tú entras en una librería buscando un libro de terror; ¿dónde lo buscarías? ¿En la sección de autoayuda? ¿En la de libros para niños? Está claro que no: la buscarías en la sección de horror correspondiente. Algo así pasa con los editores: si te fijas en su catálogo verás que todos los libros que publican tienen (o deberían tener) características similares.
Podrás encontrar la mayoría de los catálogos editoriales online; te aconsejo que dediques tiempo a estudiarlos y a encontrar aquellos que publiquen libros parecidos al que tú has escrito antes de enviar tu obra.
Cuando la forma impide concentrarse en el contenido
Los editores y los lectores editoriales no suelen tener en cuenta las faltas de ortografía cuando valoran un manuscrito, porque (como os comentaba en este otro post) de lo que se trata en esta etapa es de valorar el contenido de la historia y su composición.
Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con manuscritos plagados de erratas muy graves que prácticamente impiden su lectura. Si es tu caso, por favor considera invertir en una corrección previa de tu manuscrito antes de enviarlo a cualquier editorial o agente, si no quieres que tu manuscrito sea rechazado sin ni si quiera leerlo.
También sucede con el formato del texto: evita el uso de tipografías rocambolescas, el abuso de negritas, mayúsculas y cursivas, y, en definitiva, todas las opciones de formato que se salgan del Times New Roman 12 a 1,5 espacios y márgenes generosos. Y folios A4 de color blanco, siempre (si la envías en papel). Cuanto más sencilla sea la apariencia exterior, más fácil le será a quien lea tu manuscrito concentrarse en el contenido.
A veces las editoriales tienen establecido un tipo de formato para los manuscritos que reciben: infórmate de si es el caso y evita sufrir el rechazo editorial por este motivo.

Y tú, ¿cuántos seguidores tienes?
Sí; no hay más que echar un vistazo a las mesas de novedades de las grandes superficies: más de la mitad de autores publicados son influencers de algún tipo o al menos cuentan con mínimo una red social en la que comparten de manera habitual contenido con sus seguidores.
Es una queja muy frecuente que escucho entre los escritores que aún no han publicado: que es muy difícil que una editorial haga caso a tu manuscrito si no eres nadie. Y debo decir que tienen razón. La promoción de los autores es muy costosa, y el hecho de que el autor sea un completo desconocido echa para atrás a la mayoría de editores.
A lo mejor la calidad de tu novela habla por sí sola y tras leer la primera línea el editor descuelga el teléfono para contratarla. A veces sucede. Pero la gran mayoría de veces no: tu novela puede ser buena, pero eso no es suficiente para arriesgar el dinero de la editorial en ella y tu manuscrito será rechazado. No perdamos de vista que las editoriales son negocios y lo que quieren es obtener beneficio de la inversión que van a hacer en tu novela. Si eres un desconocido total, ¿cómo pueden saber si les sale rentable publicar tu libro?
¿Y qué puedes hacer tú, que ni eres influencer ni tienes padrino? Pues espabilar. Está claro que no puedes pretender convertirte en youtuber o instagramer de la noche a la mañana, y menos si no sabes encuadrar un plano ni tienes el mínimo interés en aprender. Pero deberías salir de tu zona de confort y encontrar la manera de comenzar a crear una comunidad de lectores potenciales que podrían estar interesados en comprar tu libro.
Cuéntame lo mismo pero distinto
Hay escritores que creen que cuanto más radical sea su propuesta, más probabilidades tienen de llamar la atención de los editores. Pero lo cierto es que la mayoría de editoriales tradicionales son negocios muy conservadores y cuando topan con manuscritos que se pasan de originales suelen desestimarlos con un rápido vistazo.
Como todo en esta sociedad del consumo, el sector editorial sigue los dictados de los consumidores (lectores), cuyos gustos suelen ser también bastante tradicionales y fieles a determinados géneros.
A veces se rechazan novelas porque el tema que tratan no está de moda. O porque el tema que estaba de moda hace unos meses ha saturado tanto el mercado que está llegando a un agotamiento. O porque los editores han detectado un tema que está despuntando como próxima tendencia y solo les interesa publicar libros relacionados con ese tema.
Parece algo contradictorio, porque por un lado las novelas que pretenden ser originales no suelen ser bien recibidas por los editores, y por otro lado estos están muy pendientes de las modas entre los gustos lectores para ser los primeros en incluirlas en su catálogo.
Nosotros, como escritores que queremos llegar al máximo número de lectores, no podemos ignorar estas peculiaridades del mercado editorial; pero tampoco parece sano ni inteligente someter nuestra creatividad a las modas cambiantes entre los lectores.

Tu hijo no es tan guapo como tú te crees
Hay veces en las que el rechazo sí tiene que ver directamente con la obra.
No es que tu novela sea mala (que, ojo, ¡puede ser que también!), sino que el editor considera que necesita mejorar en algún aspecto para que sea «publicable». A veces el fallo se encuentra en la calidad literaria, otras en el aspecto comercial, y la mayoría de veces es un mix de ambas. Si quieres saber más sobre qué aspectos se valoran a la hora de la selección de manuscritos, puedes echar un vistazo al post >> El informe de lectura editorial y el lector profesional.
Pero, ¿qué es lo que falla de mi novela? Es la pregunta habitual del escritor ante el rechazo editorial y, por desgracia, en la mayoría de ocasiones no está claro. Las cartas de rechazo estándar no suelen dar demasiados detalles al respecto, y cada caso es único, por lo que es muy difícil generalizar sobre los motivos de rechazo para cada novela concreta.
Si ya has acumulado varios rechazos de una obra y sigues sin saber el motivo, quizás es momento de revisar de nuevo el texto de tu novela y ver dónde falla y cómo puedes mejorarla. En estas ocasiones ayuda mucho tener la opinión externa de algún lector beta o de un lector profesional que pueda realizarte un informe. Y, si te lo puedes permitir, contrata a un editor literario para que te ayude a mejorar tu manuscrito.
También puedes echar un vistazo a la guía que he preparado con los errores más frecuentes del primer borrador. Ahí encontrarás algunos de los fallos más frecuentes que pueden provocar el rechazo editorial.
Solo te pido una cosa: haz que me importe
Los escritores que más venden (los más codiciados por los editores) son aquellos cuyos libros podemos describir como: «no podía parar de leer», «me tenía enganchado hasta el final», «lo único que quería hacer era seguir pasando páginas para ver cómo terminaba».
Tú como escritor profesional tienes que asegurarte de que captas el interés del lector y de que lo mantienes a lo largo de la historia, haciendo que pase páginas hasta el final. Muchas veces es en el primer párrafo cuando el lector decide si cree que el libro que tiene entre manos le va a gustar o si mejor lo deja y se busca otro.
En el caso de que tu lector sea un editor (o lector profesional) este cometido es más difícil, pues es alguien que está harto de pasar páginas y páginas de pilas inmensas de manuscritos no solicitados.
Si tu sueño es publicar en una editorial tradicional, no te deprimas: si todavía hoy en día lo siguen haciendo es porque, en el fondo, ese editor desea descubrir de pronto una nueva y brillante joya en esa pila de desconocidos.
Pero dispone de poco tiempo y recursos, y eso juega en nuestra contra.
Por eso, en la mayoría de talleres y manuales de escritura se insiste mucho en un aspecto: debes atrapar a tu lector desde la primera página y asegurarte su atención.
No olvides que los primeros capítulos son como las primeras impresiones que tenemos al conocer a las personas: a veces es muy difícil cambiarlas. O, peor: a veces nos decepcionan y nos sentimos engañados.
Así que tampoco vale con escribir un comienzo espectacular para tu historia si lo que viene después deja de ser interesante. El lector (y más si es un editor) es un ser inteligente y astuto al que no se le puede engañar fácilmente: una vez has conseguido su preciada atención debes ajustarte a las expectativas creadas y darle hasta el final lo que le has prometido (un personaje con el que pueda identificarse, aventuras, romance, conflicto…).

¿Cómo asegurarnos la atención del lector? ¿Convenciéndole de que nuestras ideas sobre el mundo y la justicia son las verdaderas? ¿Diciéndole lo maravillosos que son nuestros personajes una y otra vez? ¿Describiéndole minuciosamente cada escenario con metáforas rebuscadísimas y retruécanos asombrosos?
No, por favor. No hagas eso. Lo que el lector pide viene a ser algo más sencillo:
Haz que me importe.
Dame un personaje con el que sienta que puedo identificarme. Y una situación interesante o fuera de lo común. Haz que el personaje se comprometa a conseguir un objetivo y pónselo difícil.
Es decir, tenemos que identificar claramente y lo antes posible qué quiere al protagonista y por qué. El lector quiere sentirse inmerso en la lucha del personaje por alcanzar un determinado objetivo y entender por qué ese personaje desea alcanzar esa meta y no otra. Y tiene que haber suficientes obstáculos y problemas para que el lector deba preocuparse por él: ¿lo conseguirá al final o no?
Ese viaje hacia lo desconocido, hacia la duda, es lo que compra el lector (y el editor).
Hay vida más allá del rechazo
Si tu objetivo es publicar en una editorial tradicional, lo mejor es que te prepares para encajar el rechazo lo mejor posible. Quizá tú seas de los afortunados que no tengas que sufrirlo, pero en el caso de que te suceda como al común de los escritores mortales habrás ganado mucho al mentalizarte para tu primer «fracaso».
Puede que te desanimes y creas que es el fin de tu carrera como escritor (cuando, probablemente, todavía ni has empezado), pero no es así: publicar en tal o cual editorial no dice nada de tu talento, ni de tu constancia, ni de la calidad de tu obra, ni de tu potencial como escritor.
El mercado editorial tradicional es solo una pieza más con la que podemos construir nuestra carrera profesional como escritores. Antes se confundía el éxito con publicar con una gran editorial, pero actualmente hay muchos canales con los que podemos llegar a nuestros lectores (¡y ganar dinero!).

Espero haberte ayudado a entender un poco mejor el rechazo editorial y que me cuentes tu experiencia como autor (o como editor) al respecto. ¡Déjame tu punto de vista en los comentarios!
No te olvides de descargar la guía con los errores más frecuentes del primer borrador.